Lo tengo claro en este momento. Es algo que me ha ocurrido otras veces.
Puedes llevar años, quizás toda tu vida, teniendo una creencia que condiciona
tus actos. Y que forma un muro que no puedes atravesar. Puedes tirarte años
allí. Mirando el muro y preguntándote cómo saltarlo, como pasar al otro lado.
Intuyendo que en alguna parte hay una puerta secreta, pero no sabiendo dónde
está.
De pronto, después de todo ese tiempo, y sin motivo aparente, sin haber
hecho nada puntual, aparece una puerta que te dice: “Tienes que entrar por
aquí”. El caso es que no sabes qué pasará al otro lado. Pero antes estabas
bloqueado y ahora tienes una puerta que te invita a seguir tu viaje. No puedes
rechazarla, así que te propones pasar por ella. No sabes por qué no viste antes la puerta, era algo tan fácil... Y es absolutamente
excitante y emocionante. A veces da un poco de miedo, pero es tu camino y
sabes que te llevará a tu destino.
Es, simplemente la evolución de tu mente, de tu alma, de tu SER. Y aquí
tengo que comparar con el conocido símil del bambú. Durante siete años no se ve
crecimiento, y de pronto, comienza a crecer y se hace enorme. Eso no es que
antes no estuviera ocurriendo nada. Realmente la planta estaba evolucionando,
para crecer en el momento justo, oportuno.
Y lo mejor de todo esto es que sabes que las cosas son así, porque
llevas mucho tiempo estudiando, leyendo y oyendo a los grandes Maestros. Lo
tienes asimilado. Pero siempre seguirás siendo una persona inacabada.
Eso es parte de tu evolución. Y por supuesto, siempre habrá pequeñas o grandes
tareas que realizar y muchos pasos aún que dar. Pasos “infinitos”.
Paloma del Amo
04/11/11
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