UN NUEVO DESPERTAR

Pero nos hemos alejado de todo aquello que nos mantiene vivos de una forma natural.
Estamos despiertos cuando el Sol ha desaparecido del cielo, rompiendo así el equilibrio de la luz y la oscuridad, viviendo con luz artificial y pocas veces nos levantamos al amanecer.
Construimos ciudades que nos alejan de la Naturaleza. Caminamos sobre cemento y nos encerramos en casas con poca luz, con poco oxígeno, con paisajes nada agradables a la vista.
Trabajamos en lo que no nos gusta, demasiadas horas, o no trabajamos, porque no hay trabajo y sentimos que no somos útiles, además de no poder satisfacer nuestras necesidades si no obtenemos beneficios con nuestro trabajo. Por lo tanto nos sentimos disgustados con nosotros mismos y con los demás.
No tenemos tiempo de estar con nuestra familia ni con nuestros amigos.
Ensuciamos el único aire que tenemos para respirar, contaminamos nuestros alimentos y agua.
Fabricamos armas para matar.
No nos solidarizamos con quien sufre.
Nos apropiamos de cosas que no utilizamos, mientras otros no tienen lo más indispensable.

Esa es la causa de la enfermedad
¡Cambiemos ya!

No podemos cambiar a los demás, pero sí podemos comenzar con nuestra actitud, nuestras costumbres, nuestras relaciones, y dar ejemplo a quienes nos observen. Todo cambio comienza por uno mismo.

¡Busquemos alternativas!
¡Pongámoslas en práctica!

Se trata de crear nuevos valores. Los verdaderos valores de la existencia.
No importa que piensen que estamos locos. Seamos diferentes a lo que todos están acostumbrados. Los locos serán los que no nos sigan. Y nosotros estaremos comenzando UN NUEVO DESPERTAR.

lunes, 30 de abril de 2012

La Memoria Celular


En la memoria de nuestras células esta escrito el programa completo de tu existencia. Ella refleja la expresión de ti como un ser holístico. Es importante que no nos dejemos confundir por los viejos conceptos de "mente", "cuerpo" y "espíritu". Ellos son simplemente rótulos que han sido creados por la mente humana para tratar de definir los diferentes niveles de experiencia. Pero la experiencia humana es multidimencional. Esa separación por nombres es virtual. No es real. Cada punto dentro de la memoria celular, contiene la información completa del todo holístico. Esta información es infinitamente accesible a todas y cada una de las células del cuerpo. Si reducimos una célula hasta el nivel del átomo, veríamos que está conformada por haces sutiles de lo que se ha llamado "info-energía." Esta info-energía incluye la información física, mental, emocional y espiritual que proviene de toda la experiencia de vida, herencia genética y generaciones pasadas. Nada de lo que experimentamos, escapa de quedar impreso y grabado dentro del holograma celular, en la forma de memoria. Lo que comúnmente llamamos "memoria celular" es el campo energético celular colectivo, generado por estas memorias celulares individuales.
La información guardada en la memoria celular nos condiciona de tal manera, que nos predispone a percibir y comportarnos de una cierta, determinada manera. Para usar la analogía de una computadora, el ser holístico sería el disco duro. La memoria celular es la base de datos de ese disco. Los archivos dentro de la base de datos, son las memorias celulares. Todas las cosas que alguna vez nos han pasado, están grabadas en las células de nuestro cuerpo, en forma similar a los archivos que han sido guardados en una computadora. De esta manera, lo que esta guardado allí, influencia nuestras relaciones con cada una y todas las cosas, que nos estén sucediendo. Esto afecta la forma en que nosotros realizamos nuestras tareas rutinarias y el modo en que reaccionamos al stress y de como manejamos los desafíos emocionales en nuestras vidas.
Dentro de la memoria celular, están almacenados todas las improntas concientes e inconscientes de comportamientos improductivos, que no nos permiten sentirnos felices, saludables, alcanzar nuestros objetivos despertando a nuestro potencial. De esta manera, nuestros cuerpos han sido diseñados para auto curarse.
Pero si nuestros cuerpos han sido creados para mantener la salud, armonía y conexión entre sus partes; cual es la razón por la que las enfermedades se vuelven crónicas?
Si nuestros cuerpos están diseñados para mantener la vitalidad y la salud, por qué ello no sucede naturalmente? La respuesta más simple en nuestra experiencia de estos últimos veinte años, es que nuestros cuerpos por naturaleza son hechos de CEP (Carga Emocional Positiva). La CEP es la energía vital que esta fluyendo constantemente e influenciando en forma saludable el estado de nuestra mente y de nuestro cuerpo. Todas las funciones físicas, mentales y emocionales requieren de esta fuerza para su acción. La CEP viene con el derecho de nacimiento de todo ser humano. Estas cargas pueden ser descriptas como un campo energético que está fluyendo libremente, expandiendo paz, confianza, amor y libertad en nosotros. CEP es lo que abunda en los bebes y niños pequeños. También lo encontramos en la naturaleza y en los animales. La naturaleza de la CEP es la de fluir y moverse. A este campo energético le llamamos el "Cuerpo de luz".
Por el contrario, CEN (Carga Emocional Negativa), es el nombre que le damos a la misma energía cundo se halla estancada. Hoy día, es una parte muy importante de la condición humana. Puede ser descripta como el campo energético contraído y restringido de nuestra energía vital, y es creado por experiencias dolorosas o traumáticas vividas en el pasado que no han sido procesadas o digeridas. Esto determina decisiones y creencias negativas acerca de nosotros mismos y otras personas, ansiedad, temor y cualquier emoción derivada de temores tales como culpa, vergüenza, incomodidad, resentimiento, ira, etc.
La acumulación en el sistema cuerpo-mente de CEN crea una resonancia energética que denominamos "Cuerpo del dolor."
Cuando la CEN es altamente desproporcionada con respecto a la CEP, se llega a una disfunción masiva en el sistema humano cuerpo – mente.
Candace Pert, Jefa del Área de Bioquímica Cerebral de la Clínica de Neurociencia del National Institute of Mental Health en los Estados Unidos, estudia como la neuro-química influencia la salud humana. Ella expresó recientemente, que "reprimir las emociones negativas pueden ser causales de enfermedades. El no expresarlas apropiadamente, nos provoca 'cocernos en nuestra propia salsa."
Día tras día, esta inmersión crónica en la negatividad, produce influencias dañosas para nuestra salud. La clave según Pert, está en unas moléculas complejas llamadas 'neuropéptidos'. El cerebro contiene cerca de 60 diferentes neuropéptidos, incluyendo endorfinas. Estos neuropéptidos son los condicionantes por los cuales, todas las células en tu cuerpo se comunican unas con otras. Esto incluye mensajes cerebro a cerebro, cerebro a cuerpo, cuerpo a cuerpo y cuerpo a cerebro. Las células individuales incluyendo las células cerebrales, células inmunitarias y otras células del cuerpo, tienen receptores que reciben neuropéptidos. Las diferentes clases de neuropéptidos disponibles para las células, están cambiando constantemente, reflejando variaciones en tus emociones durante el día. La clase y número de emociones, conectadas con los neuropéptidos disponibles en los receptores de las células, influencian tus probabilidades de sentirte bien o sentirte enfermo.
Los virus usan estos mismos receptores para entrar a las células, y dependiendo de cuanto péptido natural haya para ese receptor, al virus le resultará más o menos difícil entrar en la célula. Para decirlo simple, Candace dijo, "Los químicos que circulan en nuestro cuerpo y cerebro son los mismos químicos que están involucrados en las emociones. Y esto me dice que . . . es mejor que le prestemos más atención a las emociones con respecto a la salud. Bajo la influencia de cantidades masivas de contracciones, nuestras células comienzan a funcionar ineficientemente." La carga emocional resultante de la acumulación de CEN, impide que los receptores de tus células reciban el mensaje de mantener las funciones básicas. Ellas no pueden realizar en adelante, tareas rutinarias de la producción de proteínas, que es una tarea básica para mantener al cuerpo en un perfecto estado de salud. No es que las células crean la enfermedad y los desequilibrios, es la ausencia de equilibrio, lo que lo crea.
Aún con una dieta "estricta", "correcta", o "ideal", los nutrientes no pueden ser asimilados eficientemente dentro del cuerpo. Este es un hecho interesante, ya que se ha puesto mucho énfasis en la importancia de la dieta y el ejercicio, para eliminar y prevenir la toxicidad dentro del cuerpo.
En muchas prácticas alternativas, hubo siempre credibilidad y aceptación de que hay un nexo común entre la emoción reprimida y el lugar del cuerpo donde se manifiesta la enfermedad o desequilibrio. De acuerdo a la Medicina Oriental, cada órgano o glándula tiene una o más emociones que la influencian.
Frecuentemente, el trauma emocional comienza a manifestar su desequilibrio en el órgano o glándula correspondiente. Con toda esta sabiduría antigua e investigación científica moderna como evidencia de respaldo, no podemos ignorar por más tiempo el hecho de que la toxicidad emocional juega un rol igual o quizás más dominante en conseguir una óptima salud. El Proceso CMR para la transformación de la memoria celular, es un método creado para encontrar y transformar la toxicidad emocional del 'cuerpo del dolor', permitiendo que todas las partes – espiritual, emocional y físicas, se comuniquen y recuperen el estado natural de equilibrio. 

miércoles, 25 de abril de 2012

La polaridad de nuestra mente


La polaridad de nuestra mente nos impide tener conciencia de nuestra totalidad y hace que nos identifiquemos sólo con una parte del SER. A esta parte la llamamos YO. Lo que no vemos es nuestra sombra que nosotros —por definición— desconocemos. El camino que debe seguir el ser humano es el que conduce hacia un mayor autoconocimiento. El ser humano está obligado constantemente a tomar conciencia de partes de sombra hasta ahora desconocidas e integrarlas en su identidad. Este proceso de aprendizaje no se termina hasta que poseemos el conocimiento total, hasta que estamos «completos». Esta unidad abarca toda la polaridad sin distinciones, es decir, tanto la parte masculina como la femenina.

El individuo completo es andrógino, ha fundido en su alma los aspectos masculino y femenino, para formar la unidad (bodas químicas). No se debe confundir lo andrógino con lo dual; naturalmente, el carácter andrógino se refiere al aspecto psíquico: el cuerpo conserva su sexo. Pero la mente ya no se identifica con él (como tampoco el niño pequeño se identifica con el sexo a pesar de que físicamente ya lo tiene). Ser hombre es identificarse con el polo masculino del alma, con lo que la parte femenina automáticamente pasa a la sombra; por lo tanto, ser mujer es identificarse con el polo femenino, relegando al polo masculino a la sombra. Nuestro objetivo es tomar conciencia de nuestra sombra. Pero esto sólo se consigue a través de la proyección. Debemos buscar y hallar fuera de nosotros lo que nos hace falta y que, en realidad, ya está dentro de nosotros.

Esto, a primera vista, parece una paradoja: tal vez por ello sean tan pocos los que lo comprenden. Pero el reconocimiento requiere la división entre sujeto y objeto. Por ejemplo, el ojo ve pero no puede verse; para ello necesita de la proyección sobre un objeto. En la misma situación nos hallamos los seres humanos. El hombre sólo puede tomar conciencia de la parte femenina de su alma (C. G. Jung la llama «ánima») a través de su proyección sobre una mujer concreta, y la mujer, viceversa.

Tratemos de pensar a nuestra sombra de manera estratificada, con diferentes capas. Hay algunas de estas capas muy profundas que nos angustian, y hay otras que están cerca de la superficie, esperando ser reconocidas y asumidas. Si encuentro a una persona que exhibe unas cualidades que se hallan en la parte superior de mi sombra, me enamoro de ella. Al decir ella me refiero tanto a la otra persona como a la parte de mi propia sombra, puesto que, en definitiva, una y otra son idénticas.

Lo que nosotros amamos o aborrecemos en otra persona está siempre en nosotros mismos. Hablamos de amor cuando el otro refleja una zona de la sombra que en nosotros asumiríamos de buen grado, y hablamos de odio cuando alguien refleja una capa muy profunda de nuestra sombra que no deseamos ver en nosotros.

El sexo opuesto nos atrae porque es lo que nos falta. A menudo nos da miedo porque nos es desconocido. El encuentro con la pareja es el encuentro con el aspecto desconocido de nuestra alma. Cuando tengamos claro este mecanismo de proyección en el otro de partes de la sombra propia, veremos todos los problemas de la convivencia a una nueva luz. Todas las dificultades que experimentamos con nuestra pareja son dificultades que tenemos con nosotros mismos.

Nuestra relación con el inconsciente siempre es ambivalente: nos atrae y nos atemoriza. No menos ambivalente suele ser nuestra relación con la pareja: por momentos la queremos y en otros la odiamos, deseamos poseerla plenamente y a veces librarnos de ella, la encontramos maravillosa e irritante. En el cúmulo de actividades, interacciones y fricciones que constituyen una relación, no hacemos más que andar a vueltas con nuestra sombra. Por ello, es frecuente que personas de carácter opuesto congenien bien. Los extremos se atraen: esto lo sabe todo el mundo, y no obstante siempre nos asombra que «se lleven tan bien siendo tan distintas». Mejor se llevarán dos personas cuanto más diferentes sean, porque cada una vive la sombra de la otra o —más exactamente— cada una hace que su sombra viva en la otra. Cuando la pareja está formada por personas muy parecidas, aunque las relaciones resulten más apacibles y cómodas, no suelen favorecer mucho el desarrollo de quienes la componen: en el otro sólo se refleja la cara que ya conocemos: ello no acarrea complicaciones pero resulta aburrido. Los dos se encuentran mutuamente maravillosos y proyectan la sombra común al entorno, al que juntos rehúyen. En una pareja sólo son fecundas las divergencias, ya que a través de ellas, afrontándose a la propia sombra descubierta en el otro, puede uno encontrarse a sí mismo. Está claro que el objetivo de esta tarea es encontrar la propia identidad total.

El caso ideal es aquel en el que, al término de la convivencia, hay dos personas que se han completado a sí mismas o, por lo menos —renunciando al ideal— se han desarrollado, descubriendo partes ignoradas del alma y asumiéndolas conscientemente. No se trata, desde luego, de la pareja de tórtolos que no pueden vivir el uno sin el otro. La frase de que uno no puede vivir sin el otro sólo indica que uno, por comodidad (también podríamos decir por cobardía), se sirve del otro para hacer que viva la propia sombra, sin reconocerse en la proyección ni tampoco asumirla. En estos casos (que son la mayoría) el uno no deja que el otro se desarrolle, ya que con ello habría que cuestionarse el papel que cada uno se ha adjudicado. En muchos casos, cuando uno de los dos se somete a psicoterapia, su pareja se queja de lo mucho que ha cambiado... («¡Nosotros sólo queríamos que desapareciera el síntoma!»)

La asociación de la pareja ha alcanzado su objetivo cuando el uno ya no necesita del otro. Sólo en este caso se demuestra que la promesa de «amor eterno» era sincera. El amor es un acto de la conciencia y significa abrir la frontera de la conciencia propia para dejar entrar aquello que se ama. Esto sucede sólo cuando uno acoge en su alma todo lo que la pareja representaba o —dicho de otro modo— cuando uno ha asumido todas las proyecciones y se ha identificado con ellas. Entonces la persona deja de hacer las veces de superficie de proyección —en ella ya nada nos atrae ni nos repele—, el amor se ha hecho eterno, es decir, independiente del tiempo, ya que se ha realizado en la propia alma. Estas consideraciones siempre producen temor en las personas que tienen proyecciones puramente materiales, que depositan el amor en las formas y no en el fondo de la conciencia. Esta actitud ve en la transitoriedad de lo terrenal una amenaza y se consuela con la esperanza de encontrar a sus «seres queridos» en el más allá. Pero suele pasar por alto que el «más allá» siempre está aquí. El más allá es la zona que trasciende las formas materiales. El individuo no tiene más que transmutar en su mente todo lo visible, y ya está más allá de las formas. Todo lo visible no es más que un símbolo, ¿por qué no habían de serlo también las personas?

Con nuestra manera de vivir, tenemos que ir haciendo cada vez más superfluo el mundo visible, y también a nuestra pareja. Sólo se plantean problemas cuando dos personas «utilizan» su asociación de forma diferente, y mientras una reconoce sus proyecciones y las integra, la otra se limita a proyectarse. En este caso, cuando uno se independiza, el otro se queda con el corazón destrozado. Y cuando ninguno de los dos pasa de la fase de proyección, tenemos un amor de los que duran hasta la muerte, y después, cuando falta la otra mitad, viene el desconsuelo (!). Dichoso del que comprenda que a uno no pueden arrebatarle aquello que ha asumido en su interior. El amor o es uno o no es nada. Mientras se deposita en los objetos externos no ha alcanzado su objetivo.


Extracto de La enfermedad como camino